Una vez finalizó el segundo asedio francés de Lérida durante la guerra de los segadores; el gobernador Gregorio Brito, vencedor de los dos encuentros, recibió un requerimiento inesperado de la inquisición de Zaragoza. Al parecer, había llegado a oídos del santo oficio que el defensor de la antigua Ilerda se transformaba en lobo durante las noches para infiltrarse en las trincheras enemigas, inspeccionarlas y detectar sus puntos débiles para lanzar sus letales salidas al día siguiente. Ciertamente, en las filas francesas corrió el rumor de dichas apariciones al ser habitual ver seres parecidos a lobos husmeando en las trincheras durante la noche. La eficacia de las salidas de Brito, y la facilidad de este para escoger el momento y lugar adecuados, contribuyeron a apuntalar la leyenda.
En realidad, el supuesto caso de licantropía tenía una explicación lógica. Durante los combates, el general Brito desoyó una y otra vez las solicitudes de tregua para retirar los cuerpos del frente que se estaban acumulando desde que se inició el asalto el 27 de mayo. A mediados de junio, la acumulación de cadáveres en descomposición en los aproches de asalto franceses favoreció sin duda la proliferación de carroñeros. Entre ellos, los perros podían confundirse por lobos por la noche, y eso fue lo que probablemente atemorizó a los soldados galos.En cuanto a la sorprendente capacidad de Brito para atacar los puntos débiles en el momento más propicio se debía a la presencia de espías en el campamento del príncipe de Condé, de los cuales ha sobrevivido hasta nuestros días algunos de sus informes.
Pese a que una acusación de este tipo no era asunto de broma, Brito se tomo el incidente con bastante humor: “… me han querido pagar con dezir que soy echicero, y que de noche ando dentro de sus quarteles en figura de lovo, y esto con tal aprehensión, que dicen que los clérigos de Zaragoza preguntan sies verdad. La curiosidad me pudiera hacer desear otro sitio para ver el papel que me hacían hazer, porque el pasado fue de Ereje, este de Brujo, el otro como no sea de Puto; estos otros le harán tolerable”.(1)
(1) biblioteca Nacional, Ms 1000 folio 21