La Cuarentena del embajador de Turquía.

La embajada turca en Nápoles. Autor: Giuseppe Bonito Museo del Prado

La Cuarentena del embajador de Turquía.

Un ejemplo de cuarentena durante la epidemia de malaria de 1787.

EL 25 de julio de 1787 llegó al puerto de Barcelona el embajador de Turquía. Siguiendo las ordenes del momento , el embajador no podía pisar tierra firme sin haber hecho antes la cuarentena , por lo cual se tuvo que dirigir al lazareto de Barcelona , el cual tuvieron que arreglar  rápidamente para poder albergar al ilustre personaje.

 

El desembarco fue presidido por El Capitán general de Cataluña, Conde del Asalto, a quien acompañaban el gobernador , los comisarios y miembros de la junta de Sanidad con sus subalternos.

 

El embajador se instaló en la tienda marquesina construida para mejorar el aspecto del recinto y hacerlo más cómodo, se le suministró al embajador una poltrona y se le hizo un palco adornado con lienzos blancos, desde donde podía escuchar a sus músicos más cómodamente.

Entrada del embajador turco en Barcelona, 1787.

La Cuarentena del embajador de Turquía.

Al embajador se le rebajó la cuarentena de 50 a 30 días, se le permitió dar un paseo, siempre tomando las debidas precauciones   “.. . Se le permite al embajador salir a dar un paseo hasta la orilla del mar en donde salió sacando primero los guardias  exteriores, por dos caballos de la línea exterior , por donde salió con mucha comitiva y llegando a la orilla estuvieron media hora bañándose….”

 

Entre su propio séquito, se organizaban diferentes juegos con el fin de “matar el aburrimiento“, uno de ellos esta muy bien explicado en los documentos de sanidad “…. a las 6 salieron de la casa unos diez turcos con unos palos de vara y media siendo la parte superior del grueso, poco menos, del diámetro de una peseta rematando en puntiagudos ; cuios turcos se dividieron en dos partidos, alargándose unos cincuenta pasos unos de otros, y en presencia del Sr. Embajador que estaba en la tienda empezaron un juego tirándose con la maior rapidez los palos unos contra otros, que duró como una media hora tirando con bastante acierto, y reparando los contrarios los golpes que muchas veces no podían impedir….”

 

El número de curiosos procedentes de la ciudad que se acercaba al lazareto para ver al embajador turco era enorme, lo que obligó al Conde del Asalto a incrementar las medidas de vigilancia exterior, elevando el número de “caballos” de forma que pudieran cercar totalmente el recinto de cuarentena.

 

Finalmente el día 22 de Agosto concluyó la cuarentena sin mas novedades. Una vez realizada la visita de tacto acostumbrada, por el médico y el cirujano de Sanidad, el embajador salió a caballo escoltado por su séquito.

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