Si VICENS VIVES LEVANTARA LA CABEZA … El manual de Bachillerato para Cataluña de la Editorial Vicens Vives. Parte 2

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Si VICENS VIVES LEVANTARA LA CABEZA … El manual de Bachillerato para Cataluña de la Editorial Vicens Vives. Parte 2

  1. Un estado catalán liberal-democrático y una España confederal en el siglo XVIII.

 

A pesar de que el curriculum para la selectividad catalana comienza en 1875, el manual dedica su primer tema a La Catalunya del segle XVIII. De lo cual, cabe deducir una trascendencia especial a los hechos que va a describir, la cual justificaría que se excedan los límites cronológicos asignados.

La qüestió successòria. La mort de Carles II l’1 de novembre de 1700 va significar l’extinció de la dinastia dels Habsburg hispànics i l’obertura d’un plet successori que va mobilitzar les cancelleries europees. Els candidats a ocupar el tron pels seus vincles familiars, eren Felip d’Anjou, nét de Lluís XIV de França i de la princesa española Maria Teresa d’Àustria, i l’arxiduc Carles d’Habsburg, fill de l’emperador d’Àustria. El testament del rei Carles II designava com a successor el candidat Borbó, que va ser proclamat rei el 1701, amb el nom de Felip V” (pg 2)

Se habla de “la qüestió sucessòria” y de dos candidatos: Felipe de Anjou y Carlos de Habsburgo. Se reconoce que Felipe fue designado sucesor en el testamento de Carlos II, pero no se sacan las consecuencias de este hecho: Felipe era el rey legítimo. Y ello con independencia de las presiones que la monarquía francesa hubiera efectuado previamente para conseguir este resultado. Por el contrario, se habla de “els candidats a ocupar el tron”, poniéndolos en pie de igualdad en cuanto a legitimidad.

Se informa que Felipe de Borbón fue proclamado rey en 1701, pero se oculta que fue así mismo reconocido como rey por las Cortes catalanas ese mismo año.

 

Se afirma que “Castella es va mostrar fidel a Felip V. En canvi, a la Corona d’Aragó, especialmente a València i a Catalunya, el suport al candidat austríac hi va ser molt majoritari” (pg. 2). En realidad, había también numerosos partidarios felipistas en la Corona de Aragón y austracistas en Castilla. En Cataluña, importantes territorios y ciudades eran felipistas:  Cervera, Manlleu, Castellterçol, el Valle de Arán, Berga y Camprodón, entre muchos otros. De hecho, fue una auténtica guerra civil catalana. Pero los autores del libro prefieren las contraposiciones drásticas (Cataluña/España, Aragón/Castilla), tan caras al nacionalismo catalán, en lugar de una visión matizada, más ajustada a la realidad. No se olvidan de señalar que “l’enfrontament entre els dos candidats al tron va derivar en una guerra civil” (pg 2; española, se entiende), eludiendo que también supuso una guerra civil en Cataluña: felipistas (botiflers) contra austracistas (vigatans) https://cronicaglobal.elespanol.com/pensamiento/historias-cataluna/botiflers-traidores-patria_115124_102.html Para los autores, “Els anomenats vigatans (…) l’any 1705 van signar el Pacte de Gènova, que significà l’entrada de Catalunya a la guerra al costat dels austracistes” (pg 4). Sin valorar que, en primer lugar, el Pacto de Génova no fue firmado por representantes de ninguna institución catalana sino por nobles rebeldes; ni, por otro lado, la permanencia de una mayoría de catalanes fieles a Felipe V y la subsiguiente guerra civil entre catalanes de ambos bandos. Pues el Pacto de Génova convirtió a una Cataluña en paz hasta el momento en uno de los teatros más duros de la Guerra de Sucesión, como señala Oscar Uceda https://www.puertadebrandemburgo.com/2013/11/y-dios-no-permitio-1705-el-pacto-de.html.

 

Inicialment, Catalunya va acollir Felip V sense que es manifestés cap mena d’hostilitat. El rei va convocar de manera inmediata les Corts Catalanes, que es van reunir el 12 d’octubre de 1701 i el 14 de gener de 1702. Va expresar la seva voluntad d’acceptar l’ordenament constitucional català, probablemente perquè a l’inici del seu regnat no podía adoptar una actitud d’enfrontament amb els regnes integrants de la seva monarquia” (pg. 4). En realidad, lo que sucedió fue que el rey legítimo fue aclamado por las Cortes catalanas, que le juraron fidelidad, todo lo cual es ocultado por el manual. Como también se silencia que el rey permaneció más de medio año en Barcelona https://www.researchgate.net/publication/28133069_Felipe_V_en_Barcelona_un_futuro_sin_futuro.

Moneda de 1705 acuñada en Barcelona. Felipe V rey de España. Anverso.
Moneda de 1705 acuñada en Barcelona. Felipe V rey de España. Reverso.

En justa correspondencia, el rey Felipe V juró las constituciones catalanas. Dichas constituciones, en plural, no tienen nada que ver con la ley fundamental de un Estado liberal o democrático, con su correspondiente declaración de derechos ciudadanos. No existe este concepto antes de las revoluciones americana (1776) y francesa (1789). En realidad, dichas constituciones catalanas, como explica el historiador Jesús Lainz, no son más que normas de todo tipo (procesales, civiles, penales, tributarias, comerciales) de aplicación en todo el Principado y dictadas por el rey con la aprobación de las Cortes. Eran de rango superior a otras fuentes legales como los capítols, los actes de cort, los usatges, los privilegis o las pragmàtiques https://www.libertaddigital.com/cultura/historia/2017-10-20/jesus-lainz-el-juramento-de-felipe-v-que-felipe-v-nunca-juro-83476 . Sin embargo, el manual habla de l’ordenament constitucional català, dando a entender que se trataba de una constitución liberal-democrática en sentido contemporáneo, algo absurdo a todas luces, ya que estamos hablando de una sociedad de Antiguo Régimen.

Las Cortes catalanas, por otro lado, eran estamentales –brazos eclesiástico, militar y real–, como las de toda la Europa del Antiguo Régimen, no se trataba de un Parlamento democrático electo. Pero el manual no aclara estas cuestiones, fomentando una confusión interesada, en línea con las fantasías históricas del nacionalismo catalán. Por otro lado, el manual también insinúa aviesas intenciones en Felipe V con respecto a Cataluña, que no pudo materializar durante su larga estancia en Barcelona por causas de puro cálculo político, en contra de sus íntimos deseos (Va expresar la seva voluntad d’acceptar l’ordenament constitucional català, probablemente perquè a l’inici del seu regnat no podía adoptar una actitud d’enfrontament amb els regnes integrants de la seva monarquia).  La realidad, ocultada por el manual, insistimos, es que el Rey juró las constituciones catalanas y las Cortes le juraron fidelidad. Posteriormente, una parte de los súbditos catalanes -los llamados vigatans– se rebelaron, siendo considerados perjuros por Felipe V, por lo cual éste se sintió exonerado de su propio juramento cuando la guerra finalizó. El resultado fueron los Decretos de Nueva Planta, resultado inevitable de la traición de los vigatans. Sin dicha traición, Cataluña hubiera seguido con sus constituciones de Antiguo Régimen, igual que continuaron con sus fueros y privilegios tanto vascos como navarros, que permanecieron fieles al rey borbón en todo momento.  Aunque, curiosamente, son los partidarios catalanes del rey legítimo Felipe V -los llamados botiflers– los que cargan el sambenito de traidores para la historiografía catalanista.

Ermita de San Sebastián en Vic, donde tuvo lugar la primera reunión de los “vigatans”

El manual explica así el cambio de bando de “un bon nombre de catalans”:

El creixent sentiment antiborbònic, l’actuació del nou virrei, Fernández de Velasco, que va violar reiteradament les constitucions de Catalunya, d’una banda, i la decisió de Felip V d’obligar els camperols a allotjar les tropes i a pagar forts impostos, de l’altra, van ser els factors que van portar les institucions del Principat a donar suport a l’arxiduc Carles, un príncep aparentment més respectuós amb el marc confederal de la monarquía.” (pg. 4)

El manual no se molesta en dar ningún ejemplo de las “reiteradas violaciones de las constituciones de Cataluña” por el virrey Velasco, personaje que ha sido utilizado como chivo expiatorio por buena parte de la historiografía catalanista. Ciertamente, mostró una exacerbada desconfianza hacia los catalanes -temiendo una rebelión- que los hechos posteriores demostrarían fundada, como se señala en el Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia http://dbe.rah.es/biografias/9428/francisco-antonio-de-velasco-tovar-y-de-la-torre  .

Y en lo que se refiere a la decisió de Felip V d’obligar els camperols a allotjar les tropes i a pagar forts impostos, hay que decir que la historiografía científica señaló hace tiempo que los costes militares afrontados por los estados europeos desde los siglos XV al XVIII estaban muy por encima de sus posibilidades financieras. Por consiguiente, la norma en todos los ejércitos europeos era que los campesinos tuvieran que proporcionar alojamiento, comida y forraje a los soldados, a cambio de una pequeña compensación económica, en el mejor de los casos. Los abusos eran habituales, hasta el punto que el historiador John Lynch habla de “ejércitos depredadores”. En el caso de la Guerra de Sucesión en Cataluña, ambos bandos obligaron a los campesinos a alojar tropas y cometieron abusos: Incendios de poblaciones, saqueos, pillaje, asesinatos, violaciones. Pero posiblemente fue el bando austracista quien más destacó en este sentido. Las unidades de miqueletes, al servicio del archiduque Carlos, no eran unidades regulares y no se les asignaban víveres, por lo cual vivían sistemáticamente sobre el terreno y eran una pesadilla para los campesinos catalanes.   La ciudad de Cervera, de fidelidad felipista, fue saqueada brutalmente durante 4 días con el propósito específico de darle un castigo ejemplar https://www.historiadors.cat/historia/moderna/2018/03/terrorismo-militar-austracista-en-cataluna-durante-la-guerra-de-sucesion/ .

La ciudad de Cervera en un grabado del siglo XVIII

En cuanto al marc confederal de la monarquía española, es un delirio histórico del nacionalismo catalán, inventado en el s. XIX por Antonio Bofarull y Brocà (1821 – 1892), que habló por primera vez de una fantasmal Confederación catalano-aragonesa medieval. Bofarull fue director del Archivo de la Corona de Aragón y autor de falsificaciones de documentación histórica que fueron descubiertas por el gran historiador medievalista Antonio Ubieto en los años 80 del pasado siglo https://www.elmundo.es/la-aventura-de-la-historia/2015/09/21/56000616ca4741391d8b45ad.html.

Antonio Bofarull y Brocà, «padre» del concepto confederación catalano-aragonesa

Hablar de confederación de estados en la Edad Media o la Edad Moderna -concepto absolutamente anacrónico, que sólo utilizan autores en la órbita del catalanismo- desacredita completamente al manual desde el punto de vista de la Historia científica y sólo se entiende por el objetivo de inculcar a toda costa la mitología catalanista en el alumnado.

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